Taller de pirotecnia: el manso rumor de Alberto Río | Reseña

Apuntes sobre poesía apurimeña actual

Por Miguel H. Tapia Salas

La pirotecnia acostumbra ser estruendosa, llamativa, una explosión de luces y palabras. La reciente plaqueta de Alberto Río, Taller de Pirotecnia (2021) es en cambio calmada, pensada, limpia de adornos lingüísticos y piruetas de la palabra. Un ejercicio de síntesis que recuerda a la tradición oriental, donde se reduce la poesía al mínimo para dotar al lector de su máxima responsabilidad interpretativa.

Su lectura es a la vez que breve, exigente. Alberto Río, no necesita de versos telúricos ni alusiones pachamamistas para expresar el sentir andino en su poesía. “Aquel hombre plantado como una piedra/ mastica en su memoria/ una dulce semilla emancipada” (p.11), las referencias y paisajes cotidianos pintan sentires propios al imaginario abanquino con pulcritud: “El pueblo es un afiche color campo/ y en el humo de las cocinas a querosene/ aletea la bandera de nuestra prosperidad” (p.14).

El autor, Alberto, es un fantasma medio tímido, y la plaqueta es casi inconseguible. No se vende en ninguna librería ni de Apurímac ni de ningún otro lado, y circula casi como la lluvia, donde tenga la suerte de caer. Con el manso rumor de un poema en el que nada sobra.

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